La inteligencia artificial (IA) ha irrumpido con fuerza en el mercado laboral, pero no todos han celebrado su llegada. Entre ellos, los actores de doblaje. Y no es para menos; los algoritmos ya son capaces de clonar y reproducir cada matiz de su interpretación, creando voces sintéticas que suenan igual que las originales. Estas herramientas ya se utilizan para narrar historias en audiolibros, explicar vídeos educativos e, incluso, protagonizar videojuegos, donde algunas compañías han llegado a usar el timbre de un actor sin su consentimiento.
La voz como ‘royalty’
Una de las cuestiones que se debate en la aprobación del Estatuto del Artista es la posibilidad de compensar a los intérpretes por el uso de su voz, siempre que hayan dado previamente su consentimiento para utilizarla. En cualquier caso, advierte Violeta Arnaiz, directora de propiedad intelectual, IA y software en Pons IP, las empresas deben actuar con cautela a la hora de replicar el timbre de los intérpretes. “Si la voz se usa en determinados contextos, como en casos de violencia extrema o para expresar opiniones contrarias a las del profesional, la legislación española permite anular dicho consentimiento”. En estos supuestos el actor recibirá además una indemnización por los daños y perjuicios causados. Una circunstancia que, en palabras de la abogada, “podría entorpecer un sistema de licencias como el que se plantea”.