Ángeles, empleada de hogar de 37 años, atiende por teléfono a EL PAÍS mientras hace la compra. “Así no escuchan todo lo que tengo que decir”, dice esta peruana, interna en una vivienda en la que cuida de una anciana dependiente. Trabaja en situación de irregularidad, con un horario de lunes a viernes y con una única pausa de 16.00 a 18.00. El resto del tiempo, incluyendo toda la noche por si surge algún problema, está a disposición de sus empleadores. “Cobro 900 euros por algo que ocupa toda mi vida. Mi jefa dice que al no tener papeles no tengo derecho a nada. Es muy deprimente”. Aún falta algo más de un año para que Ángeles pueda regularizar su situación, momento en el que intentará abandonar el empleo doméstico: “Buscaré otra cosa. Es un trabajo muy cansado, durísimo”. Sueña con abrir un restaurante peruano, como el que dirigía en su país de origen.

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Tanto Juncay como Jacinto reclaman a la Administración que aborde el anticipo del retiro de las empleadas de hogar y de las cuidadoras profesionales, dada la exigencia física que soportan. Los colectivos de camareras de piso también reclaman este derecho, que el Ministerio de Seguridad Social articula a través de un nuevo vehículo normativo. Sindicatos y patronales pueden pedir los coeficientes reductores (mediante los cuales un periodo cotizado cuenta computa como una fase más larga) en los sectores con más bajas, más largas y más siniestralidad y, mediante una evaluación objetiva, el ministerio concede o no este derechoque ya beneficia a mineros o policías autonómicos. «No puede ser que a los 65 años estemos limpiando cristales», dice Jacinto.
Por su parte, Otxoa critica que el Gobierno no reconozca los periodos cotizados para el desempleo anteriores a octubre de 2022 y que la futura obligación de registro horario mediante un sistema electrónico y accesible a la Inspección de Trabajo excluya al sector. “Esto es especialmente duro en el trabajo interno, en el que la gente mete muchas horas no demostrables”, denuncia esta especialista. Asegura que cuatro de cada diez empleadas de hogar internas “trabaja de día y no descansa de noche porque tiene que atender a la persona que cuida, cuyas jornadas superan las 60 horas”.
