Konstantinos Tsotras capitaneaba su superpetrolero por el golfo Pérsico en pleno apogeo de los ataques israelíes contra Irán cuando el barco desapareció de su pantalla de navegación. Increíblemente, apareció en lo alto de una colina, cerca de un yacimiento de gas iraní. El capitán griego supo de inmediato lo que le sucedía al Nissos Nikouria, un buque de 330 metros (1.083 pies) que, junto con su carga de crudo kuwaití, valía unos 260 millones de dólares. Sus sistemas electrónicos de navegación habían sido interferidos, algo que ha ocurrido miles de veces con los buques durante el conflicto.
Redacción