Se quejaba con amarga resignación el gobernador del Banco de España, hasta hace nada ministro del Gobierno y materia gris de buena parte de sus políticas económicas, de la resistencia de la desigualdad de rentas a doblegarse pese a los esfuerzos para extender los sistemas de protección social. Ni el crecimiento económico, ni el del empleo, ni el de los salarios, ni el de los impuestos a las rentas más elevadas han logrado atenuar las diferencias de poder adquisitivo entre los españoles. Pero tampoco las vastísimas rentas mínimas universales de nueva planta activadas por las políticas públicas han aportado más que unas pocas décimas a la mejora de la igualdad.
Redacción