En la actual transformación digital de la industria energética, la inteligencia artificial (IA) se ha convertido en una de las herramientas más discutidas (e incomprendidas) disponibles para los operadores. Si bien las promesas de la IA a menudo se extienden hacia lo especulativo, el impacto más inmediato y profundo de la tecnología ya es visible en la forma en que las empresas organizan, interpretan y actúan sobre los datos. Para las compañías petroleras nacionales (NOC), este impacto es potencialmente transformador. A diferencia de muchas empresas privadas, las NOC se asientan sobre inmensas reservas de datos, a menudo infrautilizadas…
				
				
                    	                    
                                
                                Redacción
                            
                                    
				
				
												
				
				
									
						
					
								
			
							 
					 
							

