Quizá lo menos interesante de la decisión de Donald Trump de permitir a Nvidia y a AMD exportar semiconductores de alta gama a China a cambio del 15% de los ingresos es que probablemente sea ilegal. Más importante aún es la ventana que abre a la luz de cómo la presidencia está utilizando sus poderes de seguridad nacional, no para promover los intereses del país, sino para sus propias ambiciones más limitadas.
Redacción