Los economistas, actuarios y otros tienden a hacer pronósticos como si cualquier situación actual continuara indefinidamente o tal vez mejorara un poco. Nadie quiere considerar la posibilidad de que las cosas de algún modo cambien para peor. Los políticos quieren ser reelegidos. Los rectores de las universidades quieren que sus estudiantes crean que sus títulos serán verdaderamente útiles en el futuro. Absolutamente nadie quiere escuchar predicciones desfavorables. El problema que veo es que se hicieron muchas promesas durante el período comprendido entre el final de la Segunda Guerra Mundial y 1973,…
Redacción
