La inteligencia artificial (IA) se ha consolidado como uno de los motores de transformación más potentes en el ámbito del compliance corporativo, que engloba los procedimientos y buenas prácticas para el cumplimiento normativo de las empresas. En un entorno empresarial marcado por la complejidad regulatoria, la globalización de las cadenas de suministro y la creciente presión social por la transparencia, la IA está permitiendo a las organizaciones automatizar controles, anticipar riesgos y adaptar dinámicamente sus políticas de cumplimiento. Este avance no solo optimiza procesos internos, sino que también refuerza la confianza y la colaboración con los proveedores, abriendo un nuevo escenario en la gestión de riesgos y la gobernanza empresarial.
Abogados e ingenieros
La incorporación de la inteligencia artificial al compliance supone un vuelco conceptual del mismo. El abogado Javier Puyol advierte de que “ahora se requiere la creación de comités multidisciplinares que integren expertos jurídicos, ingenieros, filósofos, científicos de datos y responsables de ética corporativa, en los que se amplía el foco del compliance hacia la gestión de riesgos tecnológicos, reputacionales, éticos y sociales”. El cumplimiento normativo ya no es únicamente una técnica jurídica, sino un “puente entre la responsabilidad corporativa y la operativa diaria que ha convertido la relación proveedor-cliente en un ecosistema interdependiente de cumplimiento donde la confianza se basa en datos, compromisos y valores compartidos y donde resulta necesaria la coherencia reputacional”, describe Teresa Mínguez (ICAM).