La forma de comunicar vive una auténtica revolución empresarial. Enganchar y generar sintonía entre las cinco generaciones que conviven en la oficina, en torno a un lenguaje común, se ha convertido en asunto estratégico. Aunque no exento de polémica. Memes corporativos, podcasts, incluso series de televisión a la medida y mucho WhatsApp, protagonizan un nuevo modelo comunicativo que conecta pero también divide. En este ecosistema se han colado, además, los emojis como un código propio que arrasa entre los más jóvenes. Un uso que ha hecho saltar las alarmas. Las compañías valoran si emplearlos de forma indiscriminada puede restar credibilidad a su imagen profesional.
Experimentar
“Las compañías tienen que experimentar para adaptar el tipo de comunicación a cada generación”, señala Helen Cunningham, responsable de Comunicación Interna de Amadeus, quien asegura que en el mercado laboral los jóvenes “realizan auténticos esfuerzos para acostumbrarse a lenguajes corporativos lejanos y arcaicos para ellos, lo que hace muy difícil captar su atención”. Y apela al experimento, pero “de forma controlada”. “Escucha a tu público y evoluciona de manera natural, sin intentar pasar de cero a cien”. Coincide con la profesora de IE Custodia Cabanas en “segmentar mensajes para llegar a cada empleado a través del canal y el lenguaje que más le conviene”.