“No me pidan sacrificar el mercado interior y los principios de la Unión Europea a cambio de obtener un mejor acceso al mercado británico”. Así se expresó la canciller Angela Merkel el 6 de octubre de 2016 ante la cúpula empresarial reunida por la Federación de la Industria Alemana (BDI, equivalente a la CEOE). Apenas cien días después del referéndum sobre el Brexitla nación más poderosa de la Unión Europea había fijado su posición en una negociación que iba a cambiar la relación entre los miembros de la UE y la segunda economía europea.
Redacción