A finales de junio, la Asamblea francesa debatió un artículo clave de la ley sobre el futuro energético del país que supone reforzar su apuesta nuclear: se votó mantener las centrales existentes, algunas muy envejecidas, y la construcción de 14 nuevos reactores de nueva generación. Días antes, en el Senado, el primer ministro, François Bayrou, defendió en un discurso “esta reactivación masiva” porque “la cuestión de la soberanía energética es la de nuestra independencia”.
Redacción