La idea de vivienda digna ya no se reduce a tener un techo y cuatro paredes. Muchos inquilinos exigen algo más: ventanas que aíslen el frío y el ruido; electrodomésticos más modernos; toldos para el sol o sistemas de aire acondicionado para pelear contra las temperaturas extremas. Por este motivo, cada vez son más frecuentes los roces de los inquilinos con sus caseros que buscan un plus de comodidad. Aunque a menudo se encuentran con un muro. Y es que los arrendadores no tienen obligación de invertir en cualquier mejora del hogar que no sea imprescindible.
Redacción