La estafa comenzó con un mensaje, luego un intercambio amistoso. Un extraño dirigió a la víctima a un sitio de inversión de criptomonedas que parecía profesional: diseño resbaladizo, gráficos, incluso atención al cliente. El primer depósito mostró un beneficio modesto. También lo hizo el siguiente. Alentada, la víctima envió más, incluso tomando prestado dinero para mantenerse al día. Luego, sin previo aviso, la plataforma dejó de responder. El saldo de la cuenta desapareció.
Redacción