Durante años, el gas ruso fue visto como la base de la competitividad industrial de Europa, confiable, abundante y, sobre todo, barato. Pero a medida que Europa se aleja de la energía rusa, el verdadero costo de esa dependencia finalmente está surgiendo. Este artículo reconsidera el mito del gas ruso barato, que demuestra que más allá de la aparente ventaja del precio, el continente pagó un alto precio en términos de exposición estratégica, apalancamiento político y riesgos de seguridad. Europa ahora está trazando un futuro de energía más resistente, y es un cambio muy retrasado …
Redacción