La economía global está atravesando una fase crítica de reconfiguración, marcada por tensiones geopolíticas, desequilibrios estructurales persistentes y un aumento significativo de los riesgos financieros. La reciente crisis entre Irán, Israel y Estados Unidos parece haberse resuelto rápidamente y, si fuera así, no tendría mayor impacto en los mercados. La incertidumbre política y comercial, junto con altos niveles de deuda y menor espacio fiscal, incrementan los riesgos para la economía global. El Banco Mundial proyecta una desaceleración del crecimiento económico mundial al 2,3% en 2025, el nivel más bajo desde 2008 (exceptuando las recesiones de 2009 y 2020). Para 2026 y 2027, se anticipa una ligera recuperación hasta un 2,5 %, aún por debajo del promedio prepandémico del 3,1%.