A finales de 2015, el Kremlin logró una victoria clave cuando lanzó una intervención militar en Siria para rescatar el régimen del entonces presidente sirio Bashar al-Assad, que se hundía rápidamente, y consagrar su papel como actor destacado en Oriente Medio. Pero diez años después, Assad ha sido derrocado y una serie de acontecimientos decisivos –el último de los cuales es un acuerdo de alto el fuego entre Israel y Gaza mediado por Estados Unidos el 13 de octubre– están revirtiendo esa impresión. “Rusia no ha sido marginada diplomáticamente en Medio Oriente de esta manera desde que intervino…
Redacción