El euríbor ha entrado en una fase de estabilidad a la que ha sido ajeno en los últimos años, marcados por las fuertes subidas que experimentó cuando los tipos de interés se dispararon, y por caídas pronunciadas con los recortes del precio del dinero por parte del Banco Central Europeo. Ahora, con Fráncfort más indeciso sobre cuál debe ser el siguiente paso de su política monetaria, el indicador hipotecario también titubea: en julio se quedó en el 2,079%, prácticamente el mismo nivel que en mayo y junio, cuando cerró en el 2,081%.
Redacción