El BBVA afronta esta semana la decisión sobre si mantiene o no la opa sobre el Banco Sabadell, después de que el Gobierno impusiese una condición extra a los requisitos exigidos por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Se trata de la obligación de mantener durante tres años, ampliable por dos más, la independencia del banco catalán jurídicamente, en patrimonio y en autonomía de decisiones, lo que según el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, le impide fusionar las dos entidades, hacer despidos colectivos o cerrar oficinas masivamente, entre otras cuestiones. El presidente del banco vasco, Carlos Torres, deberá convencer a su consejo de administración de que, pese a ello, la operación sigue teniendo sentido y que la intervención del Ejecutivo solo supone un contratiempo que dilata la consecución de las sinergias planteadas. Mientras, el del Sabadell deberá decidir también próximamente si sigue adelante con la venta de su filial británica, TSB.