Lejos quedan los más de 1.000 millones de euros que llegó a valer Duro Felguera allá por 2010. Década y media después, en la que se le han acumulado litigios, rescates e incumplimientos de contratos como el de la planta argelina de ciclo combinado en Djelfa, esta ingeniería asturiana —que fue una de las primeras compañías industriales españolas en cotizar en Bolsa— vale hoy menos de 50 millones y se dispone a acometer un severo Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que afectará a varias de sus sociedades y plantas, las cuales emplean a unas 699 personas, poco menos de la mitad de una plantilla que ronda los 1.500. “Es una medida inevitable y necesaria para asegurar la continuidad de la empresa”, dijo el presidente ejecutivo de la compañía, Eduardo Espinosa, en la junta general de accionistas celebrada el 27 de junio, donde la audiencia estaba expectante. Quería escuchar los planes para salir del preconcurso de acreedores en el que Duro Felguera lleva desde diciembre.