Imagínese que es sábado por la tarde. Ya ha entrado el mes de julio y todavía no ha contratado esa semana de vacaciones que quiere disfrutar con su pareja en las islas Baleares entre el 4 y el 10 de agosto. Y se pone a buscar en Booking apremiada por el calendario. Una vuelta por Ibiza, el destino preferido de su compañero. El plan es de solo siete días y seis noches (la media española), pero lo más barato que encuentra sale por 748 euros por persona en un hostal. Imposible. Su presupuesto para todas las vacaciones es de 1.225 euros (el promedio nacional, según el Observatorio Cetelem, un 6,3% más bajo que en 2024). Sigue por Mallorca y nada, el paquete de avión y hotel más económico cuesta 736 euros en un dos estrellas. El presupuesto para gastar en alojamiento y transporte durante todas las vacaciones y al menos quiere escaparse al pueblo unos días. Y prueba Menorca, pero es peor aún: 947 euros, eso sí, ahora en un tres estrellas. Le dice a su pareja que será mejor ir a Canarias. ¿Por qué no Tenerife? Otra vez los precios se les disparan: no hay ofertas por menos de 601 euros. ¿Cómo puede ser si acaba de ver una propuesta de una semana en París por 338 euros por persona?
Récord de la inversión en hoteles
El bum turístico ha dado alas al sector hotelero español, que tras la pandemia obtuvo rentabilidad mucho antes que sus competidores internacionales, según CBRE. Y esto ha conseguido que la inversión en establecimientos se dispare. De hecho, según un informe de Colliers de esta semana, “los hoteles lideran la inversión inmobiliaria en el primer semestre con 1.766 millones de euros”, lo que supone un crecimiento interanual del 20%. El segmento vacacional acapara el 63% de ese montante y Canarias la lidera, con 648 millones, dado que la operación de Mare Nostrum Resort (430 millones) es “la mayor transacción individual en la historia hotelera de España”, según la consultora. Colliers prevé que en el conjunto de 2025 se superen los 3.000 millones invertidos en estos activos.