Austria espera convertirse en una fuerza más fuerte en la diplomacia global y un centro para la resolución de conflictos. La clave de esos esfuerzos, según el ministro de Relaciones Exteriores, Beate Meinl-Reisinger, se apega a la neutralidad militar de décadas a pesar de una guerra en la proximidad de la nación.
Redacción