
La inmensa mayoría de los satélites en órbita alrededor de la Tierra en estos momentos llevan el sello de la SpaceX de Elon Musk; hay fuentes que lo elevan al 84% del total. Como el gigante espacial no cotiza en Bolsa, no está obligado a rendir cuentas, por lo que habrá que fiarse de lo que dijo el propio magnate en junio, cuando aventuró que la empresa terminará este año con unos ingresos superiores a los 15.000 millones de dólares (unos 13.000 millones de euros, al cambio actual) gracias a un nuevo récord de lanzamientos para su constelación Enlace estelar y para quien le pague por sus servicios. Contra este gigante casi monopolístico se ha levantado el sector europeo y los tres grandes nombres de la industria aeroespacial del Viejo Continente –Airbus, Thales y Leonardo– han llegado a un acuerdo para crear una nueva empresa capaz de competir más allá de la atmósfera con la inalcanzable SpaceX.
