
La pobreza persistente vuelve a crecer en España después de años de cierta corrección y retroceso. En 2024, el 13,6% de la población vivió en situación de carencia prolongada, según datos de Eurostat, la agencia estadística europea. Es decir, fueron pobres ese año y lo habían sido también en al menos dos de los tres ejercicios anteriores. El número de afectados sería de 6,7 millones de personas, calculado sobre las cifras de población del INE. Un dato que llama especialmente la atención si se compara con el contexto macroeconómico general: el empleo ha mejorado, el paro ha disminuido y los sueldos más bajos han subido gracias al impulso del salario mínimo y a las revalorizaciones ligadas a la inflación. Sin embargo, la precariedad que se enquista no solo no cae, sino que repunta, afectando cada vez más a la infancia y a los hogares con migrantes.
