Cada vez más personas y países se sienten atraídos por la tentación autoritaria. Las encuestas sobre las preferencias políticas de los ciudadanos en las democracias liberales muestran una inclinación creciente hacia las opciones autoritarias, especialmente entre los varones jóvenes. De norte a sur y de este a oeste, crece también el voto a los partidos autoritarios. El último ejemplo son las elecciones en Japón del domingo pasado. Puede decirse que existe una demanda de autoritarismo. Y como ocurre en otros mercados, cuando existe una demanda de política autoritaria acaba apareciendo una oferta que la satisface. Donald Trump es el ejemplo paradigmático.
Redacción