El alza del clima belicista en el mundo supone una gran amenaza para la humanidad, pero una oportunidad de oro para la industria de defensa europea. La necesidad del Viejo Continente de rearmarse para ser capaz de responder a una posible agresión rusa y la falta de confianza en un histórico socio como EE UU, al que Europa ya no quiere legar su seguridad, supondrán una revolución para la industria armamentística del continente en términos de inversiones en nuevos productos, capacidades productivas e innovación en los próximos años. Según un estudio de la consultora estratégica alemana Roland Berger al que ha tenido acceso este periódico, la Unión Europea deberá de multiplicar en un lustro por diez su capacidad de producción de misiles crucero, por más de tres la de carros de combate principales (tanques) y por casi cinco la de proyectiles de artillería si quiere lograr “una disuasión efectiva frente a Rusia” a finales de esta década.