En pocos campos como en las ayudas de Estado se ve en la Unión Europea la lucha de los intereses nacionales en juego. Normal. En juego está el mercado único: si un Estado miembro puede repartir dinero a sus empresas y otros no pueden, la competencia no es real. Y en esa disputa la árbitra es la española Teresa Ribera (Madrid, 56 años), vicepresidenta de la Comisión Europea para la Transición Limpia y máxima responsable de la Competencia europea. La exministra de Transición Ecológica lleva meses preparando una regulación nueva que ayude al sector privado europeo a navegar durante los próximos años en la transición hacia la economía descarbonizada en la que cree con la fe del creyente: “Queremos acompañar a la industria en su transformación, acelerar el sistema energético y para eso vamos a utilizar todas las herramientas a nuestra disposición”, explica a EL PAÍS, “pero también intentamos garantizar un equilibrio, evitar que los grandes con bolsillos más potentes se beneficien y los pequeños queden al margen“.