El mapa geopolítico ha vuelto a temblar con los bombardeos estadounidenses sobre Irán y la respuesta de Teherán en la base estadounidense de Qatar. El seísmo amenaza con propagarse a la cumbre de la OTAN que empieza este martes en un clima ya tenso. Los socios de la Alianza Atlántica llegan a La Haya tras días de tiranteces a cuenta de las metas para alcanzar el gasto en defensa, en los que España ha sido protagonista: el presidente Pedro Sánchez se ha opuesto a que la inversión militar alcance el 5% del PIB, el objetivo que ha puesto sobre la mesa la Administración de Donald Trump, y que supone tres puntos más con respecto al plan previo. Sánchez ha tachado el objetivo de “desconsiderado”, “innecesario” e incompatible con el Estado del bienestar, explicitando una pregunta que ya sobrevolaba desde haca tiempo: ¿hasta dónde debe llegar el compromiso con la seguridad y cuándo su aumento amenaza el resto de los servicios públicos?