Los inversores contienen la respiración ante un cóctel de incertidumbres: tensiones comerciales, elevado endeudamiento de las grandes economías, temores de recesión en EE UU y escalada bélica en Oriente Medio. En plena acumulación de riesgos, los inversores están rotando sus carteras: las Bolsas globales se mantienen cerca de máximos históricos, con Europa liderando las ganancias, también en el mercado de deuda han cambiado las tornas. El bono estadounidense está en el foco de los inversores mientras activos tradicionalmente frágiles, como la deuda periférica europea, están ganando tracción. Lejos de vender sus posiciones, en plena tormenta los inversores han seguido comprando bonos de países como España e Italia, ayudando a rebajar el coste de financiación y estrechando los diferenciales con la deuda alemana, activo refugio por excelencia.