Desde advertir a los turistas hasta detener las importaciones de productos del mar, China ha seguido un manual muy usado para castigar a Japón por los comentarios del Primer Ministro Sanae Takaichi que vincula un conflicto de Taiwán con la seguridad de su país. Pero hay un arma que permanece visiblemente enfundada: las tierras raras.
Redacción
