
La crisis por el regreso de la peste porcina africana (PPA) a Cataluña ha reabierto el viejo debate sobre qué papel debe tener la caza. Hastiados por la demonización de su actividad, los cazadores catalanes piden al Gobernar que reconozca su función ante retos de estas características. Más allá de la ética de esta práctica, el sector lleva años cuestionado por si es o no sostenible, pero el brote de peste porcina ha obligado a la Generalitat a recurrir a la caza de jabalíes en Barcelona para contener la enfermedad. “La caza, actualmente, más que una actividad de ocio, se ha convertido en una obligación. Somos un colectivo muy implicado socialmente y nuestro oficio no está bien valorado”, lamenta Joaquín Zarzoso, presidente de la Federación Catalana de Caza.
