El 10 de octubre asistimos a un nuevo accidente repentinoes decir, una abrupta e intensa caída de las cotizaciones de algunos activos financieros. La diferencia frente a episodios anteriores fue que las correcciones se centraron en las criptomonedas. En apenas unos minutos, el valor del bitcoin (BTC) y del Ethereum (ETH) cedió entre el 15% y el 20%, lo que implica pérdidas de capitalización del orden de 300.000 millones de dólares y 100.000 millones de dólares, respectivamente. La virulencia de la caída fue más intensa en otras criptomonedas, como las memecoinses decir, aquellas que nacieron como una broma y no tanto para resolver problemas como la escalabilidad o la falta de contratos inteligentes (como fue el caso de ETH en 2015, mejorando a BTC, lanzada en 2009). Este cripto accidente repentino fue originado por el anuncio de Donald Trump de una imposición de un arancel del 100% a productos chinos a partir del 1 de noviembre, y amplificado por el exceso de apalancamiento y fallos técnicos en algunos intercambios (los mercados donde se negocian las criptodivisas).
