
La historia del muñeco Baby Pelón comenzó con una videoconsola que no se usaba en casa de Mónica Esteban. Cuando la veía, pensaba en lo bien que le vendría a algún menor que no tuviera. Ese niño fue Jorge, al que habían diagnosticado cáncer. “Cuando se la entregamos, la reacción fue espectacular. Pasó de estar apagado a feliz en cuestión de segundos. Las enfermeras y los médicos comentaban el gran cambio que había dado”. Esteban volvió a su puesto como directora creativa en una agencia de publicidad y una idea no se le iba de la cabeza. La de gente que habría con este tipo de aparatos sin usar. Mandó un correo a sus compañeros de oficina ofreciendo un café y un bollo por cada videoconsola. Cuando empezaron a llegar, se reunió con varias personas de su departamento y decidieron crear una asociación que hiciera llegar estos juguetes a los hospitales, para tratar de mejorar el día a día de los pequeños enfermos. Fueron los primeros pasos de la Fundación Juegaterapia, de la que Esteban es fundadora y presidenta.



