La economía española se enfrenta a una paradoja desconcertante: nunca ha contado con una fuerza laboral tan experimentada y formada, y sin embargo el crecimiento de la productividad se ha estancado de forma persistente. Aunque las razones para esta pobre evolución de la productividad son variadas y complejas, como la incidencia diferenciada de sendas crisis en los últimos 15 años, sí existe un parecer comúnmente aceptado sobre lo preocupante de este hecho y sobre todo que el futuro, si no intervenimos para evitarlo, no parece muy halagüeño. Y buena parte se explica por el potencial envejecimiento de la población española.
Redacción
