El sobrenombre de Barranquilla es “la arenosa”, por lo sensible que es esta ciudad colombiana al viento, la lluvia y el paso de arroyos y barrancos por las zonas urbanas, fenómenos que solían cubrir las calles de arena. Barranquilla, la cuarta ciudad más poblada de Colombia —1,2 millones de habitantes— y la cuarta por aportación de PIB, es una ciudad costera a 100 kilómetros de la turística Cartagena. Conocida por su carnaval y por ser la cuna de Shakiratambién estuvo cubierta por otro tipo de arena: durante años sufrió los estragos de la corrupción, la violencia y criminalidad, la falta de infraestructuras y servicios públicos o la suciedad. Desde hace casi dos décadas, el relato sobre esta ciudad ha cambiado totalmente, y se la percibe como la capital de la eficiencia y de la innovación urbana, tecnológica y sostenible de Colombia. La gerente de la ciudad, Ana María Aljure, considera que todo quedó atrás en 2008, cuando el partido Cambio Radical se hizo con la Alcaldía y empezó su tarea de gobierno, especialmente con Alejandro Char en dos periodos (2008-2011 y 2016-2019). Char, al frente de una familia influyente en los negocios y la política colombiana que despierta tanto admiración como recelo, vuelve a ser alcalde de la ciudad desde 2024.
