Los recientes acuerdos de Arabia Saudita con la Compañía Siria de Petróleo para ayudar a reactivar y desarrollar los yacimientos de petróleo y gas de Siria, largamente abandonados, no son un gesto benévolo del Golfo, sino el último paso en una estrategia post-Assad cuidadosamente secuenciada y moldeada en Washington y Londres. La destitución de Bashar al-Assad en diciembre pasado, impulsada tanto por la geografía fundamental de Siria y su frente mediterráneo como por el deseo de la nueva administración estadounidense de demostrar su voluntad de derrocar a los autócratas atrincherados, creó un vacío que los planificadores occidentales…
Redacción
