No hay evento financiero en el que no se mencione la palabra monedas estables. Este 2025 podría considerarse el año en que los criptoactivos se han vuelto corriente principalimponiéndose en las conversaciones de la opinión pública, de las instituciones y del mundo financiero. Dentro del sector ha sido el año de las monedas estables, cuyo mercado se ha disparado de 156.000 a 263.000 millones de euros. Su promesa es revolucionar desde los medios de pago a los depósitos y las transferencias, sin la salvaje inestabilidad del bitcoin y similares. Y, aunque aún faltaría mucho camino por recorrer, han despertado el interés de la banca tradicional: entidades estadounidenses y, ahora, europeas quieren subirse al carro y emitir su propia versión de estos activos.
