luxel cuarto álbum de Rosalía, ha subido con luz propia a los altares de la música contemporánea. La industria y los fans han acogido con entusiasmo este trabajo, considerado el más espiritual de la intérprete catalana. La crítica ha bendecido su primer sencillo, Berghain, una pieza que muchos califican de genialidad. Pero, más allá del plano musical, Lux es también una operación empresarial finamente orquestada. El equipo legal de una artista de su talla trabaja en paralelo a cada lanzamiento para supervisar y proteger el negocio, en el que marcas registradas, colaboraciones y proyectos audiovisuales forman parte de una red estratégica.
Descuidos muy caros
Los errores en la gestión de las marcas en colaboración con artistas pueden salir caros, como demuestra el caso de Rihanna con Puma. La cantante cometió un desliz al publicar en Instagram una foto en la que lucía unas zapatillas dos años antes de que Puma las registrara oficialmente. En 2024, “el Tribunal General de la Unión Europea consideró que esa divulgación pública anulaba la novedad del diseño, lo que llevó a la invalidez del registro”, explica Pablo López Ronda, de Pons IP. En este terreno, subraya, cualquier “acción aparentemente inocua” puede tener consecuencias jurídicas. La presencia de marcas en videoclips —como en el de Berghain, donde Rosalía luce vestido y sandalias de Alexander McQueen— también exige “una regulación contractual precisa”.
